Por qué no “debes” aprender español

Si no se trata de un requisito laboral o una estrategia planeada para mejorar tu curriculum, ¿crees realmente que aprender un idioma extranjero tenga que ser un “deber”? Bueno, yo no.

Muchas veces hemos escuchado hablar de los beneficios de aprender una lengua extranjera, y de verdad que son muchos, y te hablaré de ello en otra entrada. Pero la palabra deber, a la hora de hacer algo que nos gusta, puede arruinarlo todo y me gustaría contarte por qué cambiaría esta palabra.

Cuando mis estudiantes me preguntan “Mariela, ¿qué “tengo que hacer” para mejorar mi español?”, me gusta responder usando “lo mejor es… va muy bien… es muy útil… te puede ayudar… pero intento no usar el “debes” o “tienes que”.

La gran ventaja de la vida adulta es que no “debemos” hacer nada, sino que elegimos hacer cosas (y no hacerlas, también). Claro, luego están las consecuencias. 

Si estudias español porque te gusta y, además, lo haces con una persona que te apoya y ayuda a que lo hagas de la manera más propicia en base a tus características y gustos personales, ¿lo vivirías como un deber?

Plantearnos metas y darnos cuenta que vamos logrando nuestros objetivos progresivamente creo que es una de las más grandes satisfacciones. Sentir “lo estoy haciendo”, “estoy mejorando”, “antes no me salía y ahora sí”. Gran, gran sensación. 

Claro que siempre se nos presentan dificultades, y pensamos que ese no es nuestro camino por más que nos guste. Y a nuestra cabeza comienzan a llegar dudas“creí que era más fácil”, “me lleva más tiempo de lo que pensé que me iba a llevar”, “¿estoy avanzando realmente?”, “no creo que me vaya a salir como a los demás”, “¿podré hacerlo?”.

Yo te digo que sí. Que sí puedes, pero que no debes. Que todos tenemos tiempos diferentes para aprender y que es bueno que cada uno lo haga a su ritmo. Porque es lindo caminar al propio ritmo, y sentirnos libres. Y si caminamos con alguien que sabe adaptarse a nuestro ritmo y además nos ayuda porque tiene experiencia, ¿qué mejor?

Debo trabajar, pero no enseño español porque tengo que hacerlo. Lo hago porque me encanta. Y aunque como a todos, a veces se me presentan dificultades y piedras en el camino, lo hago porque quiero hacerlo. Entonces mi deber se convierte en placer. Y por eso me gustaría ayudarte a que aprendas español, para que puedas acceder a todos los beneficios que tiene saber un idioma extranjero y, sobre todo, que sientas satisfacción al aprenderlo.

Piensa por un momento: ¿te gusta el idioma? ¿te gustaría poder usarlo para comunicarte con otras personas que lo hablan? Si tu respuesta es sí, haz que no se convierta en un “deber”. Aprende disfrutando de ello, tómatelo con calma y plantéate objetivos claros y reales. ¿No sabes cómo hacerlo? Pide ayuda, pídeme ayuda. 

Me encantaría conocer tu opinión sobre este tema, y si tienes dudas, cuenta conmigo para resolverlas.

Espero que tus sensaciones de deber se conviertan pronto en efectivas satisfacciones.

Gracias por leerme y ¡hasta la próxima!