Equivocarse y cometer errores cuando se aprende una lengua nueva es el miedo más común entre la mayoría de los estudiantes. Y muchas veces, acompañado por la vergüenza, hace que las personas se paralicen y prefieran estar en silencio en lugar de participar.
Mil veces hemos escuchado las frases “de los errores se aprende”, “todos nos equivocamos”, “errar es humano”, “el que no comete errores es porque no hace nada”, etc. Frases que las comprendemos perfectamente, y que hasta podemos estar de acuerdo al 100%, pero… a la hora de tener que hablar en otro idioma, no nos resulta tan fácil. Y es que la verdad, a nadie le gusta equivocarse. Cuando nos equivocamos al hablar un idioma extranjero podemos sentirnos incómodos, frustrados, ridículos, y a veces hasta un poco tontos.
Me pasa mucha veces de escuchar a mis estudiantes decir “es que yo en mi cabeza la frase la pienso bien y luego cuando la digo, lo hago mal”. Y claro, entiendo que es frustrante pensar correctamente y hablar de manera opuesta porque a mí también me pasa.
Me ha ayudado mucho en mi profesión, pero también en mi vida personal, la llegada a mis manos del libro “Reír y aprender” de Doni Tamblym, en donde ella plantea 95 técnicas para emplear el humor en la formación y explica cómo gestionar los errores de una manera muy inteligente: “La investigación cognitiva demuestra que el humor fomenta la escucha, el pensamiento crítico, la creatividad, el aprendizaje y la memoria.”.
Por supuesto que mis clases de español no son una comedia teatral. Y obviamente nunca pierdo de foco cual es mi objetivo principal: que mis estudiantes aprendan español en base a sus objetivos y ritmos personales. Y entonces… ¿Qué tiene que ver el miedo al error con el humor? Bueno, creo que mucho. Porque en mi experiencia, acoger los errores a través del humor ha dado a mis alumnos excelente resultados.
Creo que es importante que podamos desdramatizar el error, entender que forma parte del proceso de aprendizaje y que no es grave cometer errores. Al contrario, es necesario. Así como es necesario que un niño se caiga muchas veces cuando aprende a caminar. Cuando aprendemos a caminar nos caemos, nos tomamos de muebles o de personas para sostenernos, calculamos antes de movernos, a veces damos varios pasos veloces, a veces solo uno pero firme y seguro. Así es como veo el proceso de aprendizaje. Y a veces me encuentro con alumnos que quieren correr antes de saber caminar, y otros que ni se animan a pararse, otros que se presionan porque creen que como han escuchado una explicación muchas veces tienen que haber internalizado el concepto… En fin, hay muchos factores que intervienen en el proceso de aprendizaje, tal vez escriba más adelante sobre ellos.
Por eso te invito a “amigarte” con tus errores, a verlos como herramientas necesarias para mejorar, como material valioso para crecer. Son aliados, pero ojo, aliados momentáneos, a los cuales tenemos que considerar con conciencia y una vez superados, dejar partir con alegría y gratitud.
Hace casi 20 años que vivo en Italia, y aún hoy me sigo riendo de los errores que cometía al principio, de las cosas que decía convencida de que eran correctas y de cuando decubría lo que realmente estaba diciendo.
Ahora estoy estudiando inglés y sigo intentando tomar mis errores con humor responsable (que no es lo mismo que decir “me equivoco, jaja, ¡qué importa!”) porque noto que recuerdo y avanzo más rápido.
¿Y tú? ¿Cómo te sientes cuando cometes errores? Cuéntame, me encantaría conocer tu experiencia.